MILAN - SAN REMO: PEDALEANDO CON LA HISTORIA
"Más que una carrera, la Milan-San Remo es una batalla de resistencia pura, donde la estrategia se rinde ante la voluntad de hierro y el Poggio decide quién es digno de la gloria."
Milán-San Remo: Un clásico del ciclismo.
El 8 de junio de 2025 se celebraba la 54.ª edición de la carrera ciclista Milán-San Remo Amatori, que se disputaría a lo largo de 309 km por impresionantes paisajes italianos, con salida en la bulliciosa ciudad de Milán y llegada en Corso Salvo d'Acquisto – San Remo. Este prestigioso evento ciclista de un día es uno de los más antiguos del mundo y tiene una rica historia que sigue atrayendo a muchos entusiastas del ciclismo.
Historia: La carrera ciclista Milán-San Remo, fundada en 1970, se ha convertido en un símbolo de excelencia en el ciclismo. Su ilustre historia está llena de corredores legendarios y momentos inolvidables que han definido la evolución del ciclismo profesional. La prueba ciclista amateur más larga del mundo, con una distancia de 309 km, comienza en las afueras de Milán, atraviesa las llanuras de Lombardía y Piamonte, sube al Turcino y llega así a la Riviera de Liguria. Desde Génova, el recorrido sigue el mar de Liguria hasta la meta en San Remo, a la que solo se puede llegar conquistando primero la legendaria Cipressa y Poggio di San Remo.
La última edición de la competición atrajo a atletas de toda Europa, con participantes procedentes también de países tan lejanos como Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Malasia, Brasil, Estados Unidos y Canadá.
Descripción de la carrera: La carrera Milán-San Remo combina carreteras llanas con subidas difíciles y es una verdadera prueba de resistencia y estrategia. Los ciclistas afrontarán las famosas subidas a Cipressa y Poggio, y la dinámica de la carrera puede cambiar drásticamente en los kilómetros finales. A medida que los competidores viajan por la región de Liguria, están rodeados de paisajes impresionantes, ciudades históricas y una rica cultura local, lo que convierte a la carrera en un viaje cultural. (https://milano-sanremo.org).
Dentro de nuestro objetivo de completar los 5 monumentos del ciclismo y después de haber finalizado el año pasado la Liega - Bastogne - Lieja y el anterior la París- Roubaix (Crónicas en los enlaces). Este año tocaba la Milan-San Remo.
Alquilamos una Autocaravana, ya que es la forma más eficaz de viajar con las bicicletas. La expedición la componíamos Diego, Pablo, Iván y un servidor. Además, contábamos con la inestimable ayuda de Luis, que nos haría de conductor y llevaría la Autocaravana de Milán a San Remo 😉. Gracias, de nuevo Luis. Eres un Crack!!
La aventura comenzó en Milán, una ciudad
que respira historia y modernidad a partes iguales. Antes de subirnos a
nuestras bicicletas y lanzarnos a la carretera, nos tomamos un momento para
empaparnos del ambiente de esta metrópolis italiana. Y es que Milán no es solo
la capital de la moda y el diseño; es también un centro neurálgico con una rica
historia que se remonta a la época romana.
Desde la imponente majestuosidad del Duomo,
con sus intrincados detalles góticos, hasta la elegancia de la Galleria
Vittorio Emanuele II, Milán nos recordó por qué es un punto de partida tan
icónico para una de las pruebas ciclistas más prestigiosas del mundo. Su legado
como ciudad de comercio, cultura y, por supuesto, deporte, es palpable en cada
esquina.
La Clásica de
las Clásicas: Un Vistazo a la Milan-San Remo
Pero hablemos de la carrera, la "Classicissima".
La Milan-San Remo es uno de los cinco "Monumentos" del ciclismo,
las carreras de un día más antiguas y respetadas. Su historia se remonta a 1907,
cuando un grupo de ciclistas se embarcó en el primer viaje desde la bulliciosa
Milán hasta la soleada San Remo.
Desde entonces, la carrera se ha celebrado casi anualmente (con interrupciones durante las Guerras Mundiales), convirtiéndose en un rito de paso para los grandes campeones y en una metáfora de la primavera, con su tradicional fecha de celebración antes del verano. Es famosa por ser la carrera más larga del calendario profesional, en torno a los 300 kilómetros, y por su perfil aparentemente llano, que esconde insidiosas subidas en su tramo final.
Nuestra
Aventura: Kilómetros de Paisajes y Amistad
Con el Duomo a nuestras espaldas y el espíritu de
los grandes ciclistas en nuestros corazones, comenzamos a pedalear. Los
primeros kilómetros a través de la llanura Padana nos sirvieron para calentar,
sentir el ritmo del pelotón y charlar con los amigos. La emoción era palpable
en el aire, mezclada con el sonido de las ruedas y la brisa matutina.
A medida que avanzábamos, el paisaje fue
cambiando, de los campos cultivados a las suaves colinas y, finalmente, a la
espectacular costa ligur. Cada subida, cada descenso, era una nueva oportunidad
para poner a prueba nuestras piernas y nuestra determinación. El Passo del
Turchino, aunque menos empinado de lo que se le podría imaginar, marcó un
punto de inflexión, llevándonos desde el interior hacia las impresionantes
vistas del Mediterráneo.
Los famosos "Capi" –el Capo Mele,
Capo Cervo y Capo Berta–, con sus rampas cortas pero intensas, fueron un
preludio a la joya de la corona, la Cipressa. Esta subida, con sus
curvas cerradas y su pendiente constante, puso a prueba a cada uno de nosotros.
Las piernas ardían, pero el pensamiento de la meta cercana nos impulsaba a
seguir.
Y luego, el Poggio di San Remo. ¡Ah, el
Poggio! Ese último obstáculo antes de la gloria, esa subida legendaria donde se
deciden tantas carreras profesionales. Nosotros lo afrontamos con respeto,
sabiendo que era el último gran esfuerzo. Cada pedalada en el Poggio se sintió
como una pequeña victoria personal, saboreando cada metro.
La Dulce
Recompensa: San Remo y el Mar Ligur
Finalmente, la esperada bajada hacia San Remo.
El viento en la cara, la brisa marina y la emoción de saber que lo habíamos
logrado. Entrar en San Remo, con su ambiente vibrante y el mar Mediterráneo de
telón de fondo, fue una recompensa incomparable. Cruzar la línea de meta,
abrazar a mis amigos, y sentir la satisfacción de haber completado semejante
proeza fue un momento mágico.
San Remo, conocida por su Festival de la Canción
y sus bellos jardines, nos recibió con los brazos abiertos. Después de la épica
cabalgata, el ambiente relajado de la ciudad costera fue el broche de oro
perfecto.
Pedalear la Milan-San Remo no es solo una
cuestión de kilómetros; es una inmersión en la historia del ciclismo, una
oportunidad para conectar con la majestuosidad de Italia y, sobre todo, una
experiencia que fortalece la amistad y el espíritu.
Si eres un apasionado del ciclismo y buscas un desafío que te deje recuerdos para toda la vida, ¡la Milan-San Remo es, sin duda, una experiencia que no te puedes perder!
Para los amantes de los datos (reconozco que yo cada vez lo soy menos y en esta ocasión se me cayó el soporte del GPS e hice toda la prueba por sensaciones), os dejo la información y el diploma.
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